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La cajeta, el chocoflan, la capirotada, etcétera: no hay duda de que la repostería mexicana es una caja de sorpresas. Su diversidad es el resultado de siglos de herencia colonial y de la mutua influencia entre pueblos latinoamericanos. Esta confluencia de ideas y sabores dio lugar a la creación de uno de los emblemas reposteros del continente: la tarta tres leches mexicana.

La tarta, pastel o torta tres leches es considerada como uno de los postres mexicanos más exquisitos, populares y apreciados. Su nombre revela la peculiaridad que hace única a su receta; a diferencia de otros dulces, carece de mantequilla y aceite, empleando en su lugar las tres clases de lácteos, lo que constituye su seña de identidad.

Ni uno ni dos, ¡tres lácteos! Así es el pastel elaborado con nata, leche evaporada y condensada

Leche condensada, crema de leche o nata y leche evaporada: esta es la tríada de productos lácteos que da nombre a un pastel dulce, suave y equilibrado, calificado por muchos como el mejor postre mexicano. La tarta tres leches consiste, a grandes rasgos, en un bizcocho de textura aireada y súper esponjosa cuyo secreto está en el punto exacto de humedad. Durante su preparación, se remoja en la citada de mezcla de lácteos y se adereza con azúcar, cerezas, fresas y otros ingredientes naturales.

La receta de la tarta tres leches mexicana se distingue de resto en su mayor dulzura, calidez y aroma, sin duda por el uso de especias como la vainilla o la canela.

¿Cómo es la receta de la tarta tres leches mexicana?

En concreto, la receta del pastel tres leches comienza con la elaboración del bizcocho con harina de trigo, huevos, azúcar y extracto de vainilla mexicana. Tras completar el horneado, se deja enfriar la masa, antes de sumergirla en una crema de tres leches, que se compone —recordamos— de nata o crema de leche, leche evaporada y leche condensada.

Cada producto lácteo aporta a la masa un toque especial: mientras que la nata confiere un extra de cremosidad, las leches condensada y evaporada densifican su textura y elevan su grado de suavidad y dulzura. Como colofón, se agrega crema chantillí o merengue y se espolvorea canela por encima. Para darle mayor sustancia, es posible incorporar cerezas, frutillas, trocitos de Oreo, perlas de chocolate y otros añadidos.

Dada la asequibilidad de los ingredientes de la tarta tres leches, no sorprende que sea un dulce típico en cualquier hogar mexicano, junto con el flan de cajeta, las cocadas y otros postres para preparar en casa.

¿Cuál es el origen de la tarta tres leches?

De patria incierta, el origen de la tarta tres leches continúa siendo un misterio pese a los esfuerzos de historiadores y gastrónomos por identificar su verdadera cuna. México, Nicaragua, Venezuela, Guatemala y otros países de América Latina reivindican como suyo un postre que, a todas luces, tiene múltiples padres.

La teoría más extendida afirma que su raíz se encontraría en una receta impresa en los envases de leche evaporada de Nestlé hacia 1940. La multinacional suiza afrontaba por entonces un excedente de leche enlatada como consecuencia del desplome de los pedidos militares. Buscando incentivar su demanda, una de sus iniciativas de marketing más exitosas fue la distribución de la mencionada receta. A la postre, Nestlé tenía presencia en México, Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países latinoamericanos, coincidencia que daría alas a este relato.

Otras hipótesis trasladan su origen a la Gran Bretaña de la Edad Media. La historia de la tarta tres leches entroncaría con la tradición inglesa de remojar los pasteles dulces, posteriormente introducida en el Nuevo Mundo durante la colonización del siglo XVII. Citando un artículo publicado en The Daily Meal, «aunque el pastel de tres leches se creó originalmente en Nicaragua, la idea de remojar los pasteles en algún tipo de líquido era popular en Inglaterra desde hace 500 años».

Gracias al impulso globalizador, la fama del pastel tres leches ha trascendido las fronteras de la cocina latinoamericana, convirtiéndose en un bocado típico en España, Filipinas, Albania o Macedonia del Norte y en una novedad cada vez más codiciada en Estados Unidos y otras naciones, a veces con distinta denominación (trileçe en Turquía, gâteau aux trois laits en Francia, etcétera).

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