Por numerosos que sean los alimentos mexicanos saludables gracias al picante, la capsaicina no conoce término medio: o la amas o la odias. La ciencia demuestra que el primer grupo alarga su vida debido a los efectos de este alcaloide natural sobre el cáncer.
La relación entre picante y cáncer es real, y ha sido contrastada científicamente. El aporte de capsaicina a la alimentación diaria disminuye el riesgo de desarrollar tumores en el colon, según un estudio de la Universidad de San Diego (UCSD) en California.
Aunque técnica, la explicación fascinará a las mentes más curiosas. Este alcaloide presente en las plantas del género Capsicum potencia un receptor denominado TPRV1, que desempeña un rol protector en las neuronas sensoriales y en las células epiteliales del intestino. Dicho receptor interactúa de forma benéfica con el Factor de Crecimiento Epidérmico (EGFR, por sus siglas en inglés).
«Los resultados mostraron que TRPV1 epitelial normalmente funciona como supresor de tumores en los intestinos» y que «los individuos con alto riesgo de desarrollar estos tumores pueden beneficiarse de la activación regular de TRPV1» por medio de la capsaicina, concluyen los autores de la investigación publicada en el Journal of Clinical Investigation. En otras palabras, la influencia del picante sobre el cáncer de colon es realmente positiva.
Anteriormente otros estudios habían confirmado el efecto antiinflamatorio y anticanceroso de los pimientos, guindillas, etcétera, sobre el organismo. Justo es reconocer que el abuso de estos alimentos, en mayor medida que otros, puede causar irritación en el tracto digestivo, pero está claro que el binomio entre picante y estómago es generalmente beneficioso.
No obstante, un análisis sobre el impacto de la capsaicina sobre el dolor neuropático señaló que «a pesar de que algunos estudios demuestran una mayor efectividad de la capsaicina frente a placebo, son pocos los pacientes que refieren una respuesta importante. […] En ocasiones es imposible realizar estudios de doble ciego debido a la sensación quemante».
En cualquier caso, «la aplicación tópica de capsaicina al 0,075%, ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del dolor disestésico, por lo que constituye una alternativa terapéutica en este tipo de dolor», observan los investigadores de este informe difundido por la Revista de la Sociedad Española del Dolor (RESED).
La comida picante, relacionada con una menor mortalidad por cáncer
La mejora de las digestiones, el control de la hipertensión arterial o el adelgazamiento suelen citarse entre los beneficios del picante para la salud. Pero la ingesta regular de chiles y otros alimentos picantes disminuye hasta un 23% la mortalidad por cáncer y un 25% el riesgo de fallecer por enfermedades de tipo cardiovascular.
Estos datos proceden de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA). Durante las Sesiones Científicas de 2020, este referente científico revisó 4.729 estudios de Medline, Cochrane, Ovid y otras bases de datos médicas, determinando que la capsaicina reduce la posibilidad de morir por cáncer.
Además de los estudios de la AHA y la Universidad de San Diego, los consumidores más incrédulos quizá se convenzan al descubrir que el Centro Oncológico MD Anderson (Universidad de Texas) respaldó las cualidades anticancerígenas de la comida picante. Al parecer, la capsaicina tiene el poder de eliminar las células responsables del cáncer, sin afectar a las células sanas.
Por consiguiente, la vinculación del picante en el cáncer de estómago u otras patologías nace de la desinformación y el sensacionalismo de un sector de la prensa. Es evidente que los efectos positivos del picante en el cuerpo son mayores que los negativos.
Sin entrar en la categoría de los superalimentos o superfoods, la capsaicina merece un mayor respeto gastronómico, y en Mawey lo creemos sinceramente.