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El mixiote de pavo, los tamales rojos, el bacalao a la vizcaína y otras comidas navideñas de México concentran todo el sabor de uno de los acontecimientos más esperados del año. Del 12 de diciembre al 2 de enero, las calles y plazas de Tijuana, Puebla, Ciudad de México o Acolman se visten de luz y de color, y se respira en ellas un ambiente festivo, vibrante y familiar donde la gastronomía es protagonista.

Porque «a barriga llena, corazón contento», la Navidad despierta no solo los mejores sentimientos y emociones humanas, sino también el apetito: es tiempo de regalarse con algunas de las mayores exquisiteces del recetario azteca. Si te preguntas dónde celebrar la cena de Nochebuena en Madrid, las siguientes delicias culinarias son un argumento a favor de hacerlo en un restaurante mexicano.

¿Cuáles son las comidas navideñas más típicas de México?

Mixiote navideño

El mixiote navideño —adaptación del plato homónimo que se consume en Tlaxcala, Querétaro, Hidalgo o Puebla— es un clásico gastronómico que se sirve exclusivamente en diciembre, en parte por su difícil elaboración. Este guiso de cerdo, cordero, res o pollo se cocina al vapor con pencas de agave o maguey y recibe su toque picante de los chiles ancho y guajillo con que se formula. El vino blanco es otra de sus señas de identidad.

Su método de cocción ancestral y el origen natural de sus ingredientes hacen del mixiote un bocado tan sano como delicioso. Sin lugar a dudas, una de las comidas típicas navideñas de México que nunca faltan en la mesa.

Pierna de cerdo al horno

Para los ingleses es el pudding de Yorkshire; para los estadounidenses, el pavo asado, y para los colombianos, la lechona tolimense. Cada gastronomía navideña tiene su emblema, y el de 132 millones de mexicanos es la pierna de cerdo al horno.

Este manjar tan festivo se compone de un adobo intenso —combinación de chiles secos, ajo, cebolla, orégano, comino, pimienta y zumo de naranja o vinagre— con que se hornea el citado pernil o cuarto trasero del cerdo. Es costumbre servirlo junto con una ración de pasta, ensalada, puré de patata o arroz.

Romeritos

En la gastronomía navideña de México también sobresalen los platos de origen prehispánico, y los romeritos son un magnífico ejemplo. La base de este preparado son los quelites o hierbas comestibles de la planta del mismo nombre, acompañado de camarones secos, mole poblano, patatas y nopales. Se adereza con nueces, cebolla o ajo y puede consumirse también en Año Nuevo y Semana Santa, ¡tal es su popularidad!

Tamales rojos

Esta versión del plato mesoamericano más famoso se prepara con carne de cerdo cocida a fuego lento, salsa de chiles secos y una masa que combina harina de maíz, manteca de cerdo y sal, rellenando unas hojas frescas de maíz o totomoxtle.

Como curiosidad, este icono de la cocina navideña mexicana tiene el poder de congregar a la familia, ya que su preparación —la tamalada— suele involucrar a grandes y pequeños, promoviendo el sentimiento de unidad.

Bacalao a la vizcaína

Otra de las comidas tradicionales navideñas de México es el bacalao a la vizcaína, delicia de raíces españolas que se popularizó en época colonial como una alternativa a la limitación del consumo cárnico durante Cuaresma. El uso de ingredientes propios (chiles güeros, jitomate y papa cambray) logran que esta receta se desmarque de la versión ibérica.

Buñuelos dulces

En el menú navideño del país tricolor no faltan los dulces, y sin duda el más emblemático (con permiso de las colaciones, inseparables durante las posadas y la piñata tradicional) son los buñuelos dulces. Estos discos dorados y crujientes se elaboran con masa de harina de trigo, huevos, manteca y agua, con una cobertura de canela o miel de piloncillo.

Salta a la vista que estos dulces navideños tuvieron su origen en el periodo colonial, demostrando una vez más que la gastronomía mexicana y española tienen muchísimo en común.

Ponche de frutas navideño

Se sirve durante las posadas y la Nochebuena mexicana y posee un inconfundible color sangre. El ponche de frutas es una infusión muy exótica que se compone de canela, piloncillo, flor de Jamaica y una selección de frutitas (tejocotes, guayabas, manzanas, etcétera).

Si bien no es habitual, se le puede otorgar un perfil alcohólico incorporando ron, brandy o aguardiente de caña a su fórmula. Junto con el atole y el champurrado, este ponche servido en jarras de barro destaca entre las bebidas típicas de Navidad en México.

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