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La palabra mole proviene del náhuatl, una lengua indígena originaria de México. En náhuatl, molli significa salsa o mezcla. Si unimos este vocablo con otro procedente de la misma lengua, ahuacatl, obtenemos uno de los resultados más sabrosos para dipearlo con unos totopos: el ahuacamolli o guacamole en castellano. Este es uno de los moles más conocidos y deliciosos de la gastronomía mexicana, pero no el único. Mole poblano, mole rojo, mole ‘manchamanteles’… Existen muchas variedades de esta salsa que acompaña a cientos de platillos.

¿Qué ingredientes debe llevar el mole mexicano tradicional? ¿Qué tipos de moles son los más utilizados en la comida mexicana? Vamos a resolverte todas estas cuestiones para que sepas cómo preparar el mole mexicano perfecto.

¿Qué es el mole?

Un mole es una clase de salsa emblemática de la gastronomía mexicana, reconocida por su complejidad tanto en los ingredientes que la componen como en los procesos para su elaboración. La composición de un mole puede variar significativamente dependiendo de la región de México en la que se prepare, sin embargo, usualmente incluye varios tipos de chiles secos, semillas, especias, frutos secos, tomates o tomatillos, ajo, cebolla, y en algunos casos, chocolate amargo (mole poblano).

La cantidad de ingredientes puede variar de 20 a más de 30 elementos en algunas recetas. Cada uno aporta capas de sabor y profundidad al resultado final. Anís, almendras, pasas, sésamo, clavo, canela, cacahuetes, ajo… todos son válidos para fabricar una salsa que te explote tu paladar (y tu cabeza) de sabores.

¿Cómo preparar la base del mole mexicano perfecto?

El proceso de preparación del mole comienza con la tostado de los chiles y las especias, lo que permite que los aceites esenciales de estos ingredientes se liberen y se intensifiquen sus sabores. Luego, estos ingredientes se muelen, a menudo en un metate, hasta obtener una pasta. Los ingredientes restantes, como el chocolate o los frutos secos, se incorporan al final del proceso para culminar la salsa.

Los moles se sirven tradicionalmente con carnes y se acompañan con esenciales acompañamientos de la gastronomía indígena como el arroz o las tortillas. Existen numerosas variedades de mole, cada una con sus propias características particulares. Algunas de las más conocidas son el mole poblano, el mole negro de Oaxaca, el mole rojo o el verde.

Tipos de moles mexicanos

Para que te decidas a la hora de preparar tu mole preferido, aquí te dejamos una breve descripción de la preparación e ingredientes que requieren los moles más utilizados en la comida mexicana:

  1. Mole Poblano: este es probablemente el mole más famoso y el origen de todos los moles. Nacido en la región de Puebla, este mole tiene una rica y compleja mezcla de sabores dulces, salados y picantes. Su lista de ingredientes puede incluir varios tipos de chiles, semillas, nueces, especias y chocolate amargo que le dota del color marrón característico. La salsa se cocina durante varias horas para permitir que los sabores se mezclen y se profundicen.
  2. Mole Verde: distinguido por su color verde vibrante, que proviene de los tomatillos, los chiles verdes, las hojas de hierbas como el perejil. el epazote y, a veces, las semillas de calabaza molidas. Tiene un sabor fresco y ligeramente picante y se sirve a menudo con carnes blancas como el pollo o el pavo.
  3. Mole Rojo: conocido también como mole colorado, este mole tiene un color rojo profundo y un sabor picante y sabroso. Los chiles rojos son el ingrediente principal, a menudo acompañados de tomates, nueces, semillas y especias. El mole rojo es versátil y se puede servir con una variedad de carnes.
  4. Mole Negro de Oaxaca: este es uno de los moles más intensos y laboriosos de preparar. Su color oscuro proviene de los chiles que se tuestan hasta que casi se queman (o se tateman) y a menudo incluye chocolate, lo que contribuye a su color oscuro. Además de los ingredientes habituales como los chiles, las semillas y las especias, el mole negro a menudo incluye ingredientes únicos como las hojas de aguacate y el plátano macho. Tiene un sabor profundo y complejo que es a la vez picante, dulce y ahumado.

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