La gastronomía mexicana es mucho más que tacos y chiles. Y no lo decimos nosotros, sino la mismísima Unesco: en 2010 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura incluyó la cocina azteca en su ‘Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad’.
Junto con la francesa, la nipona y la mediterránea, la cocina mexicana es Patrimonio de la Unesco. Este privilegio, al alcance de muy pocos, se fundamentó en aspectos culturales, sociales, colectivos e identitarios del alma mexicana.
4 razones para entender por qué la cocina mexicana es Patrimonio Mundial de la Unesco
Un microcosmos cultural
Los gastrónomos lo recalcan: la gastronomía mexicana comprende las tendencias y tradiciones culinarias de casi 70 pueblos. Este crisol de sabores —rasgo que comparten la cocina mexicana y la española— explica la diversidad inherente a las dietas y patrones alimentarios de Mesoamérica.
«Esto ha llegado a ser posible gracias a la participación de la colectividad en toda la cadena alimentaria tradicional: desde la siembra y recogida de las cosechas hasta la preparación culinaria y degustación de los manjares», señalan desde el portal oficial de la Unesco.
Con la cocina mexicana como ‘Patrimonio de la Humanidad’, se fomenta la difusión de las costumbres ancestrales y métodos únicos en el mundo (la nixtamalización, por ejemplo) de un país a caballo entre Norteamérica y América Latina.
Ingredientes, técnicas y rituales con identidad
La gastronomía mexicana destaca, valga la redundancia, por su mexicanidad: hablar de chiles, tacos y totopos es hablar de una cocina con una marcada identidad. Lo mismo puede decirse del maíz —del que cada ciudadano consume 335 kilogramos al año—, el frijol, la flor de calabaza o el aguacate, hoy diseminados por los cinco continentes.
Con ingredientes tan diversos y representativos del terruño mexicano, no es de extrañar que sus técnicas, procedimientos y rituales (la cocina al humo, por citar un ejemplo) no tengan parangón en el mundo.
Como apuntan desde la Unesco, «a los productos alimentarios básicos se añaden ingredientes autóctonos como tomates de variedades diversas, calabazas, aguacates, cacao y vainilla», cuya influencia en otras cocinas ‘Patrimonio de la Humanidad’ está fuera de duda.
Enraizado en tradiciones y rituales únicos en el mundo
La Unesco también valoró el simbolismo de la cocina tradicional mexicana antes de aceptar su inclusión en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial. Esta realidad se hace evidente al estudiar los tamales y su empleo como ofrenda. Este plato, de origen indígena, consiste en un relleno de maíz en hojas vegetales y su consumo está asociado con la festividad del Día de los Muertos.
Y es que la religiosidad y el arte culinario se dan la mano en México más que en ninguna otra nación, como expresión sincera de su colectividad e identidad.
Ejemplo de desarrollo sostenible
México es un paradigma en cuanto a desarrollo sostenible se refiere, algo que la Unesco ha puesto en valor. «Los esfuerzos realizados en Michoacán para preservar la cocina tradicional destacan también la importancia que ésta tiene como medio de desarrollo sostenible», explican desde el organismo internacional.
De los 32 estados que configuran la geografía mexicana, Michoacán se enorgullece de ser una de las más apreciadas gastronómicamente. Pero sus platos esconden técnicas milenarias, tangibles en el Festival Michoacán de Origen, celebrado cada 21 de mayo.
De este modo, la cocina se suma al yacimiento de Uxmal, el mariachi o las pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco, entre otros sitios y elementos considerados Patrimonio de la Humanidad en México.