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De todos los platillos mexicanos, el taco sobresale por su universalidad y tradición. Pero ¿cuántos neófitos de la cocina azteca no confundirían este bocado con la fajita o el burrito? Estas últimas delicias son dos iconos gastronómico que nada tienen que envidiarle en términos de sabor o historia. Pero reconozcamos que el desliz es imperdonable, pues cada uno de estos antojitos es único.

La masa de cereal, el relleno de carnes y verduras y su mejicanidad: aquí terminan las similitudes entre estos preparados culinarios. Aspectos como el tamaño, la personalización, el modo en que se sirven o el origen histórico establecen una clara diferencia entre tacos y burritos y fajitas.

Tacos, burritos y fajitas: ¿en qué se diferencian?

Tacos: el ‘buque insignia’ de la cocina mexicana

Emblema nacional y gastronómico, el taco se define como una «tortilla de maíz enrollada con algún alimento dentro», citando al DRAE. Por su pequeño tamaño, este manjar puede sostenerse con una mano, superando en portabilidad al burrito y la fajita.

La universalidad del taco mexicano se evidencia cada 31 de marzo, Día Mundial del Taco, fecha en que las taquerías de Alemania, República Checa, Indonesia o Japón experimentan un boom de pedidos, en prueba de la alta consideración que este platillo despierta en los cinco continentes.

Como los burritos, los tacos se sirven preparados y listos para comer, con su característica doblez central que los distingue tanto de aquellos como de las fajitas. Otra diferencia entre los tacos y las fajitas es la harina de maíz empleada en su masa tradicional, aunque las de trigo ganan terreno por momentos.

Mientras que la nacionalidad del burrito y la fajita son discutidas, el taco no ofrece dudas: es 100% mexicano. Su propio nombre —derivado de tlahco, que significa «en medio»— proviene del náhuatl, una de las lenguas uto-azteca con mayor arraigo en el país, donde se conservan registros del gusto de los aztecas por el consumo de tortillas rellenas con carnes, verduras y pescados.

Burritos: una delicia enrollada con origen revolucionario

¿Sabías que los burritos mexicanos surgieron en el contexto de la Revolución, cuando un vendedor ambulante —Juan Méndez— popularizó este bocado en la ciudad fronteriza de Chihuahua? Su peculiar denominación se relacionaría con el medio de transporte utilizado para transportar este antojito norteño, un humilde burrito.

A simple vista se advierten claras diferencias entre tacos y burritos. Como recoge el DRAE, esta delicia se sirve «enrollada y rellena de carne, frijoles, verduras o queso», solución que reduce el riesgo de que el relleno o la salsa se desparramen.

Las dimensiones del burrito, que elabora con harina de maíz, son mayores que las del taco y la fajita, y su consumo suele hacerse con ambas manos, como el sandwich o la hamburguesa. Lejos de ser una creación moderna, el burrito se remonta al menos a 1895, cuando un diccionario de mexicanismo recoge el término como «tortilla arrollada, con carne u otra cosa dentro».

Fajitas: un bocado ‘tex-mex’ al gusto de todos

La gastronomía tex-mex brilla con luz propia, y las fajitas lo demuestran una vez más. Esta tortilla de trigo se elabora mediante nixtamalización y se compone de carnes, chiles y otros ingredientes comunes en este tipo de cocina fusión.

Contrariamente a los tacos, las fajitas se sirven abiertas, sin montar y acompañadas de recipientes con distintas verduras, salsas, etcétera, para que el cliente escoja su relleno al gusto. Este enfoque do it yourself, por así llamarlo, garantiza una mayor personalización que el taco o el burrito, aunque su procedencia mexicana es injustamente discutida. Como reconocen los historiadores, fueron los vaqueros mexicanos que trabajaban en Texas quienes inventaron la fajita durante la década de 1940.

Con estas diferencias en mente, no hay confusión posible entre tacos, fajitas o burritos, tres de los platos más afamados de la gastronomía azteca.

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